martes, 26 de mayo de 2015

Sedona, el revolver del pistolero más rápido del oeste norteamericano y yo



Llegué a Sedona, con mis dos hijas adolescentes. Sus alrededores son los preferidos por los directores de películas de cawboys. Es un típico pueblo del lejano oeste, en una zona elevada de Arizona que ofrece un hermoso y pintoresco paisaje y en sus calles se ve a los lugareños vestidos con el sombrero Stetson y la cartuchera con el colt 45.
También hay varios comercios de artesanías propias de la región, armas de todo tipo y réplicas de revólveres antiguos. Estuvimos el suficiente tiempo como para admirar las hermosas artesanías de los hopi, nativos del lugar y recorrer los negocios de venta de armas.
En uno de ellos vi una réplica de revólver antiguo.
Inicié una conversación con el dueño del negocio, él en inglés y yo en español. Empleando el lenguaje de señas y con mi escaso inglés aprendido en el secundario pude comprar un hermosa réplica del revolver que usaba Wyatt Earp, el famoso y legendario Sheriff de Dogde City, el pistolero más rápido del oeste.
Satisfecha, guardé el revólver en mi bolso de lona verde y continuamos el tour hacia el Cañón del Colorado camino a San Francisco.
Pero como todo llega a su fin, también llegó el momento de volver a casa.
En el aeropuerto de Los Angeles, con mi bolso verde colgado del hombro con todo su contenido acumulado en 20 días de viaje, nos acercamos a los controles de seguridad y entonces comenzaron a sonar todas las alarmas. Me espanto al recordarlo!!
En menos de un segundo me rodearon varios policías que gritaban en ese idioma incomprensible y me apuntaban con sus revólveres verdaderos.
En menos de un instante recordé el revólver de Wyatt Earp que llevaba en el bolso.
Y en menos de la mitad de un instante recordé como se dice juguete en inglés.
    -Is a toy, is a toy, grité desesperada.
    Mis hijas se desternillaban de risa, a varios metros de distancia de la espectacular escena donde su pobre madre, yo, era la actriz principal.
Las malditas, que hablan un excelente inglés, no me brindaron ni un poco de ayuda, hasta que dejaron de carcajearse.
Gracias a la traducción de mis adorables niñas- entendí que tenía que extraer, con dos dedos, el revolver del bolso sin moverme ni un centímetro. Obedecí al instante y entregué el “peligroso revólver de juguete” al guardia más próximo que me apuntaba con su arma.
Luego se acercó alguien hablando español y comenzó a explicarme que estaba terminantemente prohibido llevar armas, aún de juguete, en el equipaje de mano, que no me llevaban presa por mi ignorancia, que agradeciera que todo quedara así y bla bla .. mientras me acompañaba a una habitación donde debía permanecer hasta que embarcara en el avión.
Eso hice.
La réplica del revolver del sheriff más rápido del oeste fue despachada en la bodega del avión por personal del aeropuerto y está en la mesita del living de mi casa.
Si esto hubiera ocurrido después del atentado a las torres gemelas, ahora no lo estaba contando.



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