Llegué
a Sedona, con mis dos hijas adolescentes. Sus alrededores son los
preferidos por los directores de películas de cawboys. Es un
típico pueblo del lejano oeste, en una zona elevada de Arizona
que ofrece un hermoso y pintoresco paisaje y en sus calles se ve a
los lugareños vestidos con el sombrero Stetson y la cartuchera
con el colt 45.
También
hay varios comercios de artesanías propias de la región, armas
de todo tipo y réplicas de revólveres antiguos. Estuvimos el
suficiente tiempo como para admirar las hermosas artesanías de
los hopi, nativos del lugar y recorrer los negocios de venta de
armas.
En
uno de ellos vi una réplica de revólver antiguo.
Inicié
una conversación con el dueño del negocio, él en inglés y yo
en español. Empleando el lenguaje de señas y con mi escaso
inglés aprendido en el secundario pude comprar un hermosa réplica
del revolver que usaba Wyatt Earp, el famoso y legendario Sheriff
de Dogde City, el pistolero más rápido del oeste.
Satisfecha,
guardé el revólver en mi bolso de lona verde y continuamos el
tour hacia el Cañón del Colorado camino a San Francisco.
Pero
como todo llega a su fin, también llegó el momento de volver a
casa.
En
el aeropuerto de Los Angeles, con mi bolso verde colgado del
hombro con todo su contenido acumulado en 20 días de viaje, nos
acercamos a los controles de seguridad y entonces comenzaron a
sonar todas las alarmas. Me espanto al recordarlo!!
En
menos de un segundo me rodearon varios policías que gritaban en
ese idioma incomprensible y me apuntaban con sus revólveres
verdaderos.
En
menos de un instante recordé el revólver de Wyatt Earp que
llevaba en el bolso.
Y
en menos de la mitad de un instante recordé como se dice juguete
en inglés.
-Is
a toy, is a toy, grité desesperada.
Mis
hijas se desternillaban de risa, a varios metros de distancia de
la espectacular escena donde su pobre madre, yo, era la actriz
principal.
Las
malditas, que hablan un excelente inglés, no me brindaron ni un
poco de ayuda, hasta que dejaron de carcajearse.
Gracias
a la traducción de mis adorables niñas- entendí que tenía que
extraer, con dos dedos, el revolver del bolso sin moverme ni un
centímetro. Obedecí al instante y entregué el “peligroso
revólver de juguete” al guardia más próximo que me apuntaba
con su arma.
Luego
se acercó alguien hablando español y comenzó a explicarme que
estaba terminantemente prohibido llevar armas, aún de juguete, en
el equipaje de mano, que no me llevaban presa por mi ignorancia,
que agradeciera que todo quedara así y bla bla .. mientras me
acompañaba a una habitación donde debía permanecer hasta que
embarcara en el avión.
Eso
hice.
La
réplica del revolver del sheriff más rápido del oeste fue
despachada en la bodega del avión por personal del aeropuerto y
está en la mesita del living de mi casa.
Si
esto hubiera ocurrido después del atentado a las torres gemelas,
ahora no lo estaba contando.
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